sábado, 23 de diciembre de 2017

Por fin Peña Armada

El pasado jueves ascendí Peña Armada con Jorge, un viejo conocido. Se trata de una formación rocosa que se adentra en el embalse del Porma, en el municipio leonés de Boñar. Cuando pasas por la carretera te la encuentras de frente y llama mucho la atención. Y digo "por fin" porque hace ya años que tenía ganas de ascender este pequeño pico. Por su poca altura, 1.465 metros, lo tenía reservado para situaciones de invierno y nieve. En este mes de diciembre, con el buen tiempo que disfrutamos esta semana hay nieve en las laderas norte de las montañas altas. Así que, tras valorar otras posibilidades, me decidí a subir este pico que tiene referencia sota EA1/LE-101.
Acercándose a Peña Armada
Es una cima muy baja, pero no es sencilla la ascensión, ni siquiera la aproximación. Para llegar a la base de la roca hay que cruzar un bosque de robles, de escasa altura, pero muy cerrado. Solo hay un camino por el que llegar a la peña y es fácil perderlo al no estar bien marcado por su escaso uso. Ya en la base de la roca, hay que localizar el único paso a la cumbre. Se trata de un "canal" entre las rocas. Está marcado con un hito y su ascensión no tiene peligro, pero hay que hacerlo con cuidado y atento a no desviarse del único camino a la cima. Llevaba marcado en mi gps el punto de partida, pero incluso así surgieron dudas. Una vez ascendido este canal, estamos casi en la cima. Unos cien metros más caminando por la cresta y llegamos a la cumbre. La cima tiene una zona plana amplia que permite instalarse con comodidad.
Panorámica desde Peña Armada
Enseguida instalamos las antenas y todo lo necesario para transmitir. Empiezo llamando en la banda de 20 metros. El primero que contesta es YO2BP, Alex, desde Rumanía. Había avisado a los colegas de León por whatsapp, así que el segundo en llamarme fue Agustín, EA1AV. Pronto se armó un pequeño jaleo de gente que me llamaba de toda Europa. Les fui contestando a todos. Las señales no eran muy fuertes y el jaleo menos del habitual. La propagación en esta banda está un poco pobre. En todo caso también hago un QSO con K4DY, Leslie, un corresponsal frecuente, desde Carolina del Norte, en Estados Unidos. También me salió Víctor, EA1NY, desde León, a toda velocidad.
Trabajando la telegrafía desde Peña Armada
Después de responder a todos, tras algo más de media hora en la banda de 20 metros, me paso a la de 40. El primer corresponsal es un inglés en otra cumbre sota: M1EYP/P, Tom. Una vez más el segundo en responder es EA1AV, Agustín, siempre pendiente de mis aventuras. Esta banda tiene mejor propagación. Me llegan corresponsales de toda Europa con señales bastante aceptables.
También me contestan varios colegas en otras cumbres sota de Francia, Suiza e Inglaterra. En total 4 QSO de sota a sota. Es también la banda propicia para comunicar con toda España. Tengo corresponsales de Levante, Andalucía, Cataluña, Aragón o Galicia.

Mientras tengo a Jorge aburrido en la cumbre. Aprovecha para hacer fotos o para usar el móvil. Entre otras cosas observa una manada de rebecos en la ladera norte de Peña Armada, a la sombra de la roca. Yo no tuve oportunidad de verlos.

Rebecos en al cara norte
Pasa ya de la una y media cuando, ante la falta de corresponsales y el temor de aburrir definitivamente a Jorge, apago la emisora. Ya llevo un buen montón de comunicados. Comemos tranquilamente en la cumbre. Se está bien aquí al sol. No hay viento y la temperatura es casi agradable.

Antes de recoger enciendo de nuevo la emisora por si hay algo interesante. Vamos bien de tiempo y no hay prisa. Consigo un último corresponsal montañero. Es Kurt, HB9AFI, desde una cumbre francesa. Como no hay más, definitivamente apago y recogemos. Finalmente fueron 42 QSO entre las bandas de 40 y 20 metros. En VHF, con el talki, solo llego a un repetidor de El Bierzo. No hay corresponsales.

Con todo recogido emprendemos el descenso. Localizamos el canal por el que subimos. Ahora toca descender. En estos casos destrepar suele ser más complicado y delicado que subir. El camino se ve mejor, pero hay que ir fijándose dónde pones los pies o dónde te agarras. Por encima de nosotros un buen grupo de buitres planea en círculos. Llegamos al pie de la roca. Ahora todo es cuestión de seguir la senda hasta el coche sin perderse. Todavía en algún momento nos despistamos y tenemos que buscar el camino entre el bosque de robles. A las cuatro de la tarde estamos ya en el coche.

Ha resultado un día fantástico. Un día estupendo, una excursión emocionante y un acompañante agradecido. Habrá más.