Cuando llegamos a Irede encontramos que el cielo estaba totalmente cubierto y en cuanto empezamos a caminar la niebla nos cubrió por completo. El camino se inicia al final del pueblo y va subiendo al lado del arroyo de Rudiéganos. En algunos tramos había algo de nieve que apenas molestaba para caminar. A medida que ascendemos la niebla se hace más densa.
Al llegar sin dificultad a lo alto del camino la niebla nos impide ver la cumbre. Finalmente tenemos que quedarnos entre unas rocas próximas a la cima, pues no hay camino, todo está mojado y las rocas resbalan con tremenda facilidad.Este es el panorama este día desde El Amargón |
Sujeto la caña en un arbusto, despliego el hilo de la antena e instalo la emisora entre las rocas. La humedad es impresionante. Cualquier objeto sólido enseguida se moja por la condensación. Menos mal que por primera vez he traído la funda de la emisora. Esto ayuda a que no se condense agua sobre el metal.
Atendiendo a los corresponsales |
Como hace frío y todo está húmedo, en cuanto he contestado a todos los corresponsales, me despido, apago la emisora y recojo los trastos. He cumplido el objetivo y tengo miedo de que la humedad afecte a los equipos electrónicos. Además, mi amigo Luis Miguel se está quedando helado de frío.
En cuanto empezamos a caminar entramos de nuevo en calor. El descenso es rápido y sencillo. Ya cerca del pueblo salimos de la niebla y la temperatura es más agradable. No hemos parado a comer por no encontrar un lugar adecuado. Así que nos tomamos los bocadillos en el pueblo, aparentemente deshabitado, pero donde se está bien. Esta excursión habrá que repetirla con buen tiempo, porque el paisaje debe ser bonito y no hemos podidor ver nada.
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