Javier ascendiendo el Pedroso |
Panorámica de 360 grados desde el Cerro Pedroso |
Desde la cumbre tenemos un paisaje fantástico: al oeste el embalse de Luna, al noreste el de Casares, por todas partes montañas. El cielo tiene nubes, algunas oscuras, pero no amenaza tormenta de momento... Son poco más de las doce. Enseguida instalo la antena sobre el vértice. Puedo situarme en un lugar relativamente cómodo. Me pongo en la banda de 20 metros. El primer QSO es con HB9BCB/P, Heinz, desde otra cumbre en Suiza. ¡Buen comienzo!
En cuanto me pongo a llamar me contestan los corresponsales habituales de toda Europa. Hay también alguno más en otras cumbres sota de Alemania o Suiza. El último en llamarme es Agustín, EA1AV. A continuación me paso a la banda de 40 metros.
Trabajando en telegrafía desde lo alto del Cerro Pedroso |
El la banda de 40 metros me van contestando de Francia, Suiza, pero enseguida aparecen emisoras españolas: EA1ATH, Alfonso, desde La Coruña; EA2GM, Javier, desde Oviedo; EA7YT, José, desde Málaga. Y bastantes más. En esta ocasión parece que la propagación está bien con España. Tras una docena de comunicados con toda España y Europa, me quedo sin corresponsales. Son las doce y media de la mañana y no parece que vaya a descargar tormenta pronto.
Javier no tiene prisa, así que me animo a llamar por voz en vez de telegrafía en la banda de 40 metros. He anunciado la activación del vértice geodésico y es un buena oportunidad. El vértice no está activado y, al ser de montaña y no llegar a él en coche, no parece que nadie lo vaya a activar próximamente. Así que me lanzo a llamar en 7.095 MHz. Tras unas pocas llamadas me contesta EA2LU, Jorge, desde Pamplona. A partir de aquí empieza el jaleo. Me van llamando de toda España. Se forma un buen lío y es difícil escuchar y contestar a los que llaman. En estos casos la solución es atender por distritos. Empiezo por los corresponsales del distrito nueve, después los del ocho y así sucesivamente.
Trabajando mirando al sur. |
Poco a poco vamos trabajando toda España. Javier nunca me ha visto usar la emisora en modo fonía, siempre en telegrafía. Observa con atención y se sorprende de algunos comportamientos: los que llaman sin escuchar, los que llaman a destiempo, los que corrigen a los demás, etc. Resulta divertido.
Después de recorrer todos los distritos y atender a algún portugués o a Massimo, IK1GPP, el italiano primer clasificado en vértices geodésicos, me piden que pase otra vez a telegrafía. Me pongo en 7.033 MHz un momento y, efectivamente, me contestan tres corresponsales, entre ellos Massimo. Son poco más de las dos de la tarde. He completado en total 75 comunicados entre telegrafía y fonía. Las nubes se van espesando. Incluso se nota estática en el receptor. No conviene arriesgar más.
Recogemos todo rápidamente. aunque es la hora de comer, decidimos bajar hasta encontrar un lugar menos arriesgado y que permita una retirada rápida en caso de emergencia. Descendemos hasta el camino forestal y seguimos un poco más adelante hasta encontrar un lugar adecuado. Comemos con tranquilidad.
Al reemprender la marcha vamos viendo que por el este vienen nubes negras y caen rayos. Apretamos el paso. Pero la tormenta es más rápida. Por el valle avanzan las nubes hacia arriba. De pronto empieza a llover. Nos protegemos con chubasquero y ponemos al funda impermeable a las mochilas. En un momento estamos en medio de un diluvio. Caen con fuerza gotas muy gruesas y cada vez más abundantes. Después se mezcla también algo de granizo. Algunas piedras de hielo son mayores que avellanas y caen con fuerza. Llegan a hacer daño. Pronto estamos empapados, las botas se llenan del agua que escurre por los pantalones. Estamos a más de diez minutos del bar que hay en lo alto del puerto de montaña. Por los caminos corren torrentes de agua.
Cuando entramos en el bar estamos totalmente calados. Dejamos mojado el suelo que pisamos. Menos mal que los equipos electrónicos que llevo en la mochila, emisora y cámara de fotos, no se han mojado, porque van bien protegidos. Gracias a Dios que tenemos ropa de repuesto. Nos cambamos y pronto estamos tan a gusto. La tormenta sigue toda la tarde con más o menos intensidad. En cualquier caso ha sido un éxito de excursión con un punto de aventura. ¡Valió la pena!
Después de recorrer todos los distritos y atender a algún portugués o a Massimo, IK1GPP, el italiano primer clasificado en vértices geodésicos, me piden que pase otra vez a telegrafía. Me pongo en 7.033 MHz un momento y, efectivamente, me contestan tres corresponsales, entre ellos Massimo. Son poco más de las dos de la tarde. He completado en total 75 comunicados entre telegrafía y fonía. Las nubes se van espesando. Incluso se nota estática en el receptor. No conviene arriesgar más.
El cielo se va oscureciendo |
Al reemprender la marcha vamos viendo que por el este vienen nubes negras y caen rayos. Apretamos el paso. Pero la tormenta es más rápida. Por el valle avanzan las nubes hacia arriba. De pronto empieza a llover. Nos protegemos con chubasquero y ponemos al funda impermeable a las mochilas. En un momento estamos en medio de un diluvio. Caen con fuerza gotas muy gruesas y cada vez más abundantes. Después se mezcla también algo de granizo. Algunas piedras de hielo son mayores que avellanas y caen con fuerza. Llegan a hacer daño. Pronto estamos empapados, las botas se llenan del agua que escurre por los pantalones. Estamos a más de diez minutos del bar que hay en lo alto del puerto de montaña. Por los caminos corren torrentes de agua.
Cuando entramos en el bar estamos totalmente calados. Dejamos mojado el suelo que pisamos. Menos mal que los equipos electrónicos que llevo en la mochila, emisora y cámara de fotos, no se han mojado, porque van bien protegidos. Gracias a Dios que tenemos ropa de repuesto. Nos cambamos y pronto estamos tan a gusto. La tormenta sigue toda la tarde con más o menos intensidad. En cualquier caso ha sido un éxito de excursión con un punto de aventura. ¡Valió la pena!
No hay comentarios:
Publicar un comentario