Ayer mismo terminó la Vuelta ciclista a España de 2025. Lo de terminar es un decir. La última etapa se suspendió antes de llegar por unos disturbios que bloquearon el recorrido de los ciclistas. Las protestas estaban motivadas por la participación del equipo israelí: Israel Premier Tech, mientras en Palestina el ejército israelí está tomando por medios muy violentos la ciudad de Gaza. Los manifestantes han llevado banderas palestinas, han bloqueado el recorrido, arrojado vallas. Hay varios policías heridos. No parece que haya sido una manifestación pacífica. El objetivo final de los manifestantes, apoyados desde el poder, era la expulsión de el equipo judío. Incluso se está propiciando que Israel no pueda participar en el festival de Eurovisión.
Estos son los hechos. Desde luego, no es justificable la acción del ejército israelí en la Franja de Gaza. La ocupación de un territorio habitado, bombardeo de edificios civiles, bloqueo del acceso de alimentos y bienes de primera necesidad a una población civil muy numerosa. Todo esto es la respuesta a un ataque del grupo terrorista palestino Hamás en octubre de 2023. Un ataque brutal a territorio israelí que se saldó con más de 1200 civiles israelíes asesinados y más de 200 rehenes secuestrados para utilizarlos como medio de presión a Israel.
El conflicto palestino-israelí es ya muy largo en años, en muertos, en sufrimiento. Y no tiene una solución nada sencilla. Hay abusos evidentes por las dos partes en conflicto. Ninguna de las partes está dispuesta a ceder. Si alguien piensa que entiendo lo que allí pasa, es que no sabe nada. La historia es muy larga, muy complicada y con muchas aristas.
En todo caso, no me parece justificable todo lo que se ha hecho en España contra la vuelta ciclista. Está justificado que cada uno manifieste sus ideas, sean las que sean, siempre que respete a las personas. A todas las personas. Cualquier persona, por el hecho de ser un ser humano, tiene derecho a que se le respete. Sus ideas pueden no ser respetables. La persona SIEMPRE debe ser respetada.
Estos sucesos me recuerdan algo que me pasó hace unos años. El 24 de febrero de 2022 Rusia invadió Ucrania sin previo aviso y sin justificación ninguna. Como todo el mundo, me indigné. De tal forma que en mi siguiente actividad de radio en la montaña, cuando escuché a un ruso llamándome, no le contesté. Me hice el sordo, como que no le escuchaba. Me pareció una forma de protestar por lo que había hecho su gobierno. No estaba seguro de hacer lo correcto, pero en ese momento lo hice así.
Los siguientes días hubo una discusión en el foro sota sobre este acontecimiento. La conclusión que yo saqué de aquella discusión es que la radio, el deporte, la música, son eventos que unen a los pueblos. Que deben unir a los pueblos, a las gentes. No separarlos más. Y creo que es verdad. Las personas individuales no tienen por qué estar de acuerdo con lo que hace su gobierno. Además, también pueden estar manipuladas por ese gobierno. Y, desde luego, en la guerra siempre hay manipulación por todas partes.
Lo que también es evidente, es que el odio genera más odio. Así se produce una espiral tremenda que va creciendo. Así se genera más odio, violencia y guerras. Todo esto solo lleva al sufrimiento, a injusticias, a más odio, a más violencia. El odio hay que cortarlo en algún momento. ¡Y es muy difícil!
Hace un tiempo escuché una charla muy interesante de Jaime Cárdenas, del World Peace Forum, alguien con experiencia directa en derechos humanos. La charla, titulada Perdón y reconciliación social, puedes escucharla en Spotify en el enlace anterior. En esta charla se habla de la necesidad del perdón. Para las personas y para los pueblos. La idea más interesante que yo he sacado de la conferencia es que, en caso de conflicto, una de las partes tiene que ceder en algo. Si nadie está dispuesto a ceder en ningún momento, no se puede avanzar. ¡Muy útil también en la vida personal!
No hay comentarios:
Publicar un comentario