lunes, 2 de septiembre de 2019

Una grande, el Mortihuero

Se acaba agosto. Y de nuevo hay prevista lluvia para el domingo. Así que me pido el jueves como día libre en el trabajo y me voy con mi amigo Javier a Babia. Esta vez elegimos una cumbre grande de las que tenía pendientes: el Mortihuero. Una cumbre de 2180 metros de altura con referencia sota EA1/LE-017. La ruta más sencilla para subir esta cumbre es desde el pueblo de Riera de Babia. Incluso desde aquí son 900 metros de desnivel, una excursión bastante exigente.
Javier ya cerca de la cumbre. A la derecha el valle de ascenso.
Partiendo de Riera, al final del pueblo hay una pista agrícola que bordea la montaña hasta la majada de la Fuenfría. Aquí encontramos unos mastines cuidando de las ovejas que nos asustaron un poco. Estamos en un valle rodeado de montañas imponentes donde el sol cae con fuerza y no sopla nada de viento. Hasta aquí el camino ha sido muy sencillo.

Ahora desaparece la pista agrícola y solo hay trazas de sendas pisadas por caminantes. No está claro el camino, pero sí el objetivo. Con esfuerzo llegamos a la zona llamada Las Salinas. Hasta aquí habíamos remontado el cauce del arroyo de la Fuenfría. Llegamos a un collado a casi 1900 metros de altura. Desde aquí seguimos más o menos la cresta de la montaña. La pendiente es fuerte y el camino está marcado a tramos. Ahora sopla una ligera brisa que hace mucho más llevadero el caminar. En este punto puedo escuchar por el talky, ya mejor configurado, que la baliza de APRS llega bien a algún receptor.
Al fondo, la cima del Mortihuero
Cuando parece que estoy llegando a la cumbre, descubro que la cumbre verdadera está detrás, 300 metros más allá. ¡Lo habitual en la montaña! Ya subiendo a la cumbre final, encuentro a un montañero solitario que baja. Una breve conversación y enseguida llego a la cima. Mi compañero Javier, que se había quedado un poco rezagado, llega diez minutos más tarde, cuando ya estoy empezando a instalar la antena.

Como es frecuente en estas fechas, la cumbre está llena de hormigas voladoras, inofensivas en principio, pero muy molestas. Por lo demás las vistas son formidables: al norte y al oeste distintas cumbres imponentes: Peña Orniz, Peña Chana, Peña Salgueiro... Al sur y al este valles y praderías. Más lejos, al este, las Ubiñas imponentes.
La cima del Mortihuero con su vértice y sus hormigas voladoras
Pronto instalo la caña sobre el vértice. Despliego la antena y preparo la emisora. Pero son más de las dos de la tarde. Hemos llegado con cierta antelación respecto a lo previsto. Considero que es mejor comer antes de ponerse a la radio. ¡Hay que reponer fuerzas! En todo caso veo en el clúster que hay un francés en otra cumbre. Es Gerald, F6HBI/P, en la banda de 40 metros. En pocos intentos me contesta y completamos el primer comunicado de sota a sota.
Con Javier en la cumbre del Mortihuero
Tras la comida yo me pongo en la radio, en la banda de 20 metros, y Javier se dedica a la meditación. Antes de llamar escucho en 14.061 MHz a Stefano, IK5PWQ/P, en otra cumbre de Italia. ¡Segundo QSO de cumbre a cumbre! Después me pongo en la frecuencia habitual de sota, 14.062 MHz y llamo. Pronto me contestan de toda Europa: Suecia, Alemania, Polonia, Austria.... Un rato entretenido. Además, como vamos muy bien de tiempo, no hay prisa por acabar.

Las señales, en general son buenas. Entre los corresponsales destacan José, EA7YT, en Málaga; o Miguel Ángel, EA1DMP, en Ávila. Y digo que destacan, porque no es habitual que en esta banda lleguen estaciones tan cercanas. Están en la llamada zona de salto, en la que no debería escucharlos. En el lío que se forma en esta banda ocurren las cosas habituales: gente que llama repetidamente y cuando les contestas siguen llamando porque no te escuchan. Ya casi al final, cuando ha pasado el jaleo me salen otros dos españoles: Tony, EA2EMO, en Zaragoza; y Agustín, EA1AV, desde su pueblo en León. El último QSO es con UT5PI, Valery, en Ucrania. Me llega flojo y, aunque lo había escuchado antes, me lo tapaban los demás que llegaban más fuerte.
Transmitiendo en la cima del Mortihuero
Son menos de las tres y media de la tarde. Hay tiempo para más radio. Me pongo ahora en la banda de 40 metros, para dar oportunidades a los españoles, por ser una banda de frecuencias más propicia. Tras las primeras llamadas me contesta Roger, F5LKW, un francés habitual activador de cumbres. El segundo en contestarme es Manuel, EA2DT, desde Pamplona. Manuel es el máximo cazador de sotas en España, siempre atento a todas las activaciones.

A partir de aquí me van contestando diversas estaciones de toda España y algún francés, alemán o inglés. También contacto con Marco, EA1SB, en León. Llega flojo, pero podemos completar el comunicado. Entre los últimos corresponsales está Armis, M/DL6GCA/P, un habitual activador de cumbres. En esta ocasión está en una cima de Inglaterra. Es el último QSO de cumbre a cumbre del día. El último en contestarme es Eric, F8ALX, un francés que me indica que está en QRP. Es decir, que transmite, como mucho, con 5 vatios. ¡Igual que yo! Además, me llega con muy buenas señales: le doy un 589 real. Un bonito QSO 2xQRP.
En la cumbre del Mortihuero. Detrás la antena.
Son algo más de las cuatro de la tarde cuando ya me quedo sin corresponsales. Han sido 47 comunicados entre las bandas de 20 y 40 metros. Una activación tranquila y fructífera. También he probado en diversos momentos a llamar en la banda de 2 metros. En 145.425 MHz. Nadie me contesta. Posiblemente no hay nadie cercano a la escucha. A esa altura se me debería escuchar bastante lejos. Mala suerte.

Es el momento de recoger. Las hormigas voladoras cubren parte de la caña, se meten en todas partes: en la ropa, en la mochila, en el móvil... Una vez recogidas todas las cosas decidimos descender por un camino más directo: por el valle que se abre directamente al sur de la cumbre. El primer tramo es sencillo, hay praderas verdes. Después llegamos a una zona de rocas y piedras sueltas por el que se baja con más dificultad. En algún tramo hay que buscar un paso entre las rocas. Es un atajo, pero es agotador el descenso. Después de algunas dificultades llegamos, por fin, a una pista agrícola. ¡Una pista con árboles y sombra! Por fin encontramos sombra. Desde el inicio de la mañana hemos estado al sol sin árboles ni nada que dé sombra. Se agradece mucho, porque el día es caluroso. A partir de esta pista todo es más sencillo: menos pendiente, sombra y el camino claro. Pronto llegamos al pueblo donde encontramos una fuente de agua fresca muy agradable. Una buena montaña y una buena jornada.

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